Este miércoles 24 de julio, El Mostrador, publicó nuestra carta al Director, firmada en conjunto con Ana María Raad, Directora de Fundación Reimagina, Alejandra Garcés, Directora Programa Chile BHP Foundation, Florencia Álamos Grau, Directora Ejecutiva de Fundación Kiri, Juan Antonio Álvarez, Director Ejecutivo de Fundación Trabün, Paulina Araneda, Directora Ejecutiva de Grupo Educativo, Carmen Romero, Directora General de Fundación Teatro a Mil, Verónica García-Huidobro, Directora de La Balanza: Teatro & Educación, Eugenio Severín, Director Ejecutivo de Tu clase, tu país, y Claudia Paredes Suazo, Directora Ejecutiva ONG Canales.

Señor director: La escuela debería ser el lugar donde se construyen relaciones, experiencias y una base de conocimientos para desenvolvernos a lo largo de la vida. Junto con la necesidad de educar en ciencias, matemáticas, lenguaje y otros tantos temas, también observamos un gran reto para diseñar y transferir herramientas para aprender a convivir en sociedad, construir redes, valorar la colaboración, el respeto y la confianza. Sin embargo, nos enfrentamos a una paradoja donde pese al aumento de reglamentos y protocolos –siempre necesarios– no se detiene la violencia ni se repara la convivencia. En este contexto, el proyecto de ley en trámite para la Convivencia, Buen Trato y Bienestar de las Comunidades Educativas surge como una respuesta posible, aunque no exclusiva. Es crucial que en su discusión se considere la reflexión y el trabajo realizado por la academia y la sociedad civil, además de la experiencia de los actores de la educación pública y privada. Hay evidencia de resultados en estas materias. En el marco de Efecto Colectivo, alianza colaborativa impulsada por Fundación Reimagina con el apoyo de BHP Foundation, ocho organizaciones se han asociado con otras para impactar y escalar a más escuelas a lo largo del país. La Fundación Teatro a Mil junto a La Balanza, a través del programa “Teatro en la Educación – TELE”, viene trabajando en el desarrollo intra e interpersonal de los y las estudiantes, potenciando habilidades socioemocionales que favorezcan el buen trato entre pares y contribuyan al clima social escolar, a través del juego dramático y la participación colectiva en procesos creativos. Por otro lado, la Fundación Kiri, Grupo Educativo, Neuro UC, Fundación Impúlsate y Fundación Mustakis, mejoran el bienestar socioemocional a través de una intervención ecosistémica mediante talleres de disciplinas deportivas culturales y científicas, formación de liderazgos educativos y circuitos interescolares. Asimismo, Fundación Trabün junto a First Impact, impulsan un programa de aprendizaje socioemocional que involucra a toda la escuela, desde pre-básica hasta enseñanza media. Junto con entregar el material educativo, apoya a los docentes y directivos en su implementación, lo cual ha mostrado promisorios resultados en el desarrollo de habilidades intrapersonales, interpersonales y de ciudadanía de los estudiantes. Estos son solo tres ejemplos de proyectos con logros que se están desarrollando en Chile. Si hemos abierto el espacio para trabajar y debatir sobre las formas en las que promovemos y regulamos las interacciones en los entornos escolares, es imperativo que las regulaciones propuestas vayan perfilando un modelo educativo más flexible, diverso y adaptativo. Este modelo debe potenciar habilidades únicas que solo los seres humanos pueden desarrollar y orientar los esfuerzos hacia la formación de individuos integrales. En esta línea, el proyecto de ley sobre Convivencia, Buen Trato y Bienestar de las Comunidades Educativas tiene el potencial de ser un verdadero aporte si se contempla la creación de procesos y la asignación de los recursos necesarios para una implementación efectiva. Cuando abordamos el tema de la convivencia, del buen trato, estamos hablando de la manera en que deseamos relacionarnos y que contribuye al desarrollo personal y de la comunidad. Aspectos que son, ambos, parte del mismo asunto.En la pandemia reaprendimos el valor de las relaciones humanas. No descartemos este aprendizaje. La convivencia y la creación de vínculos saludables y profundos no son solo otro aspecto a considerar, sino parte del desafío del aprendizaje profundo. Trabajemos para asegurarnos de que estamos proporcionando más y mejores herramientas para directivos, docentes, apoderados y, en especial, para los estudiantes.